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Al abrazar el vínculo intrínseco de nuestra tradición con la cultura romana, decidimos también compartir sus valores y aspiraciones. Queremos ofrecer a nuestros clientes una auténtica experiencia cultural que enriquezca y satisfaga no solo el estómago, sino también la mente, invitándolos a volver no solo para confirmar su satisfacción con la excelencia de nuestra cocina, sino también para despertar su curiosidad al descubrir historias particulares y emocionantes vinculadas a la tradición de la antigua Roma, lo que los lleva a disfrutar no solo de una velada agradable, sino también de una aventura enriquecedora.
Hasta la fecha, queremos considerar la apertura de nuestra gastronomia italiana como el "proyecto piloto" de nuestra Visión. En los números romanos clásicos, el 0 no existe, y por eso comenzaremos con el número I, nuestra primera tienda. Sí, porque la expansión es uno de los objetivos en los que más creemos. Hemos superado las Columnas de Hércules y ya hemos conquistado Londinium, pero como todos los grandes líderes, ¡ya estamos poniendo la mira en nuevas metas!
Nuestro concepto se basa en el estudio de la materia prima, la atención a la calidad y la transformación del producto. La antigua Roma de la época imperial, preocupada por forjar relaciones comerciales y militares con diversas culturas, ha adquirido, con el tiempo, un gusto cada vez más refinado en la búsqueda de sabores para ofrecer en suntuosos banquetes. Por ello, nuestra cocina combina sabores clásicos de la tradición italiana (entre las variadas especialidades se encuentra, como plato principal, la pinsa romana, la evolución de la antigua focaccia), especias y sabores alternativos de África, España y Oriente Medio.
Y es precisamente de aquí que nació Amor, una idea incluso antes de ser una gastronomia, la idea de partir de raíces antiguas, ofreciendo al frenesí moderno un momento para detenerse y saborear, de manera antigua, los sabores que han conquistado Emperadores, Héroes y Luchadores, para un retorno indispensable, necesario, a los orígenes de nuestra cultura gastronómica.
El vino era la bebida predilecta de los romanos. La producción antigua incluía tanto el tinto (vinum atrum) como el blanco (vinum candidum), y se comercializaba a gran escala.
En aquella época incluso se formaron algunas cooperativas destinadas a la venta de esta bebida, llamadas "collegium"; en Roma se ha constatado la existencia de un puerto y un mercado esencialmente equipados para la venta de vino: portum vinarium y forum vinarium.
En nuestra gastronomia italiana, el vino es la bebida reina. Para acompañar pinsas y cualquier otro plato de la cocina tradicional italiana, puede contar con una selección de excelentes y prestigiosos vinos italianos, desde el famoso Brunello di Montalcino hasta el Primitivo di Manduria.
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